Anécdotas IES Luis Barahona de Soto

Años 80.
Había un compañero de clase que todas las mañanas nos alegraba el día con alguna idea. Así, en una ocasión que comprobó que el balcón tenía un cristal roto, salió al mismo y nos pidió que cerrásemos la puerta.
En unos minutos comenzaría la asignatura de religión, la cual nos la impartía un sacerdote. Este profesor colaboraba con una cooperativa que tenía cabras y ovejas, y ésto era motivo suficiente para lo que nuestro compañero ideó.
Pues bien, el alumno esperó a que el cura comenzase su clase, para que, una vez asomada la cabeza por el cristal roto lanzar su balido.
El cura se hacía el sordo y continuaba su clase. Los "beee, beee" cada vez eran más frecuentes y altos de sonido. El profesor hablaba más fuerte, el alumno respondía más alto.
Tras las risas de todos, el sacerdote obligó al alumno a quedarse toda la hora en el exterior.
Finalizada la clase, con las reprimendas recibidas, el alumno se dirigió al profesor y alegremente le extendió la mano. Ambos se la apretaron con sonrisa picantona.