Libros |
[Inicio] | [Foro] | [Anuncios] | [Libros] | [Encuestas] | [Zona privada] |
Listado de libros > Anécdotas IES Luis Barahona de Soto | Índice de este libro | Instrucciones | Redactar Anécdotas IES Luis Barahona de Soto
Mi paso por el instituto de Archidona, fue breve y hoy me arrepiento de ello.
En aquellos años, en los que me tocaba aprender y estudiar, yo prefería hacer rabonas y dedicarme a los juegos y travesuras propios de la niñez y juventud. Aunque también he de decir que no me gustaba mucho la escuela. Los niños de la posguerra, los más traviesos como yo, preferíamos el juego y la diversión a la enseñanza. Nos gustaba mucho salir al campo con la pandilla, a buscar nidos y otras cosas para nosotros más interesantes. Nuestros padres, preocupados en hacer de nosotros personas de bien, nos reñían por nuestra despreocupada actitud y a menudo nos decían algo así como: “tienes que buscar un trabajo para llegar a ser alguien de provecho el día de mañana”. Hay que tener presente que en aquellos años de la década de los 50 del pasado siglo XX, la situación económica de las familias no era muy buena, por lo que muchos nos veíamos obligados a buscar un trabajo, aún siendo niños pequeños, para con el poco dinero que obteníamos ayudar al mantenimiento de nuestra casa, algunos incluso llegamos a entrar de aprendiz. Centrándome otra vez en las anécdotas de nuestro instituto, tengo que decir que cuando yo entré era uno de los pocos que existían en toda Andalucía. En él se cursaba la enseñanza media y profesional. No hay que olvidar tampoco que, mucho antes, desde mediados del siglo XVIII, fue un importante y prestigioso centro educativo de las Escuelas Pías. Yo también tuve la suerte de conocer y aprender al amparo de los padres escolapios. Por cierto, como era un niño demasiado travieso, raro era el día en que el “Padre Cebolla” o el padre Antonio no me propinaban unos azotes. También recuerdo con nostalgia la bondad del Padre Pedro, fue el único que permaneció en Archidona el día que todos los escolapios dejaron nuestro querido pueblo, entre otras cosas porque ningún vecino quería que él se marchase. Fue enterrado en el cementerio de la localidad. De la escuela de los escolapios solo nueve niños pasamos al instituto. Como entonces la enseñanza mixta no era algo normal, las niñas estudiaban con las monjas. Recuerdo que el primer director, que llegó casi un año después, se llamaba don Carlos Álvarez Quiroz. También en aquel tiempo llegó a Archidona un nuevo vicario, don Juan Comitre Ramos. Uno de los primeros profesores que llegó al instituto fue don Diego Vázquez Díaz. Su tarea era darnos educación física y nos enseñó algunos deportes que ni mis compañeros ni yo conocíamos. Además nos enseñó otras muchas cosas como instrucción casi militar, que a mí tambien me vino en la mili pues me enseñó a desfilar en formación, a cubrirme y casi todo lo que se refiere a la teórica militar. También recuerdo como uno de los primeros días, después de su llegada, don Diego nos dijo que nuestras madres tenían que hacernos un pantalón corto y una camiseta de verano de color blanco. Pocos días después, a eso de las nueve de la mañana, estábamos haciendo gimnasia en medio del patio del instituto. Aquel día fue uno de los que más frío he pasado yo de toda mi vida y eso que don Diego pronto nos puso a correr rápido alrededor del patio, el vaho salía de nuestra boca como el humo sale de una chimenea. Además recuerdo a don José Miranda Palomero, que era el profesor que los alumnos de preparatorio teníamos. Este curso era para pasar a primero. El niño que no aprobaba todas las asignaturas no pasaba y repetía ingreso. A don José lo teníamos asignado como fijo y único profesor. Aquél hombre permaneció en el instituto hasta que se jubiló y también era una buena persona. Tenemos que pensar que yo me estoy situando en los años 50 más o menos y como sabemos eran años malos para todos y para nuestro instituto también. Con la llegada de don Diego al instituto los niños y algunos lobatones que tendrían 16 ó 17 años aprendimos a hacer un periódico. Recuerdo que hicimos pocos ejemplares. Lo que no recuerdo bien era como se llamaba o como le pusimos, creo que era algo así como: «juventudes falangistas» o algo así, ya que para entonces todos o casi todos los alumnos ya teníamos nuestro carnet del frente de juventudes y nuestro uniforme de flecha. En total formábamos unas cuantas centurias. El uniforme que nos dieron a todos los niños consistía en un pantalón azul oscuro, una camisa azul con dos bolsillos grandes en el pecho. En uno de los bolsillos tenía el yugo y las flechas y en el otro el escudo de España. Estos niños, en ocasiones, desfilábamos y hasta llevábamos bien el paso por la calle Carrera, cantando aquello de: «Gibraltar español». Recuerdo que una vez organizado aquel pequeño ejército de niños, desde la clase del instituto, bien uniformados, salíamos para hacer servicios. En una ocasión a mí me nombraron hacerle guardia a la Cruz de los Caídos, que está en la parroquia. Estaban haciendo las escaleras por donde hoy entramos a la iglesia. Los niños falangistas del instituto llegaron a tener en Archidona una buena banda de cornetas y tambores. Digo buena, porque tenían la disciplina propia de un buen militar, desfilaban bien y tocaban muy bien. Hasta llegaron a tocar en Semana Santa, en San Isidro y en la procesión de la Estación de Archidona. Desde que era «Escuelas Pías» han pasado muchos alumnos y algunos de ellos han llegado a ser grandes personalidades en Andalucía y España. |
© 1994-2015 Archinoticias |